Tras meses de incertidumbre y violencia política, en abril se celebraron con éxito las primeras elecciones nacionales no raciales. Al menos 2.683 personas perdieron la vida como consecuencia de la violencia política durante el año. Algunas de ellas fueron ejecutadas extrajudicialmente. Al menos dos tercios de las muertes se registraron antes de las elecciones. Salieron a la luz nuevas pruebas de connivencia de las fuerzas de seguridad en homicidios políticos cometidos en el pasado. Según los informes recibidos, miembros de la policía y del ejército torturaron a detenidos; al menos 32 resultaron muertos bajo custodia policial en circunstancias sospechosas. Veinticinco personas fueron condenadas a muerte y 450 permanecían en el pabellón de los condenados a muerte. No se llevaron a cabo ejecuciones.